El temario de 5º de primaria incluye el estudio de la tipología textual del diario personal. Más allá de los referentes de los alumnos como “Diario de Greg” y “Diario de Nikki”, Gisela introdujo un clásico de la literatura universal: el “Diario de Ana Frank”. Y si bien antes de implementar la Cultura de Pensamiento en nuestra escuela el trabajo se hubiera centrado en leer y comentar el texto, ahora el aprendizaje ha sido mucho más amplio y significativo.
Para ello utilizaron varias rutinas de pensamiento. Primero se les repartió un fragmento del diario original sin encabezamiento ni firma y a partir de la rutina “¿Qué falta?” observaron detalladamente el texto para identificar que estaba narrado en primera persona, que era de una persona extranjera, que era una adolescente, que hacía años que se había escrito… A partir de allí siguieron indagando quién podía ser la autora y, mediante una lluvia de ideas en la que participó toda la clase, fueron eliminando hipótesis hasta llegar a observaciones cuidadosas, que es la finalidad de esta rutina de pensamiento.
A continuación conectaron con una segunda rutina, la de “Comienzo, intermedio, final” y trabajando en grupos, pensaron un inicio y un final coherente con el fragmento que tenían. De esta forma, trabajaron la coherencia de los textos, un aprendizaje muy importante de integrar ya a esta edad.
El siguiente paso fue el reto, intentando que los alumnos sintieran la motivación de querer ampliar la información y de ellos mismos salió la iniciativa de indagar, buscar y razonar con evidencia… hábitos de mente que aportan valor y espontaneidad, porque son los propios alumnos los que conducen su aprendizaje. Aún utilizaron una rutina más, ya que la Cultura de Pensamiento es un amplio abanico de mecanismos de aprendizaje interconectados y complementarios. Fue la de “Conectar, extender, desafiar” para enlazar ideas nuevas con conocimientos previos que tenían los alumnos.
Una vez Gisela les compartió el texto real, hicieron una lectura compartida en voz alta y utilizaron el hábito de mente de escanear el texto para comparar el original con la trama que ellos habían imaginado. Analizado el texto en profundidad, estuvieron listos ya para ir un paso más allá, y poner por escrito las distintas partes y elementos que forman la tipología textual del diario personal.
Desde este curso los alumnos ya saben que la mejor manera de organizar y categorizar la información es creando un mapa web. En este caso, una estructura que contempla la fecha, un encabezado, el cuerpo central, la firma; un orden cronológico; el tipo de narrador, que suele ser en primera persona; los tiempos verbales del pasado; los adjetivos posesivos, calificativos, indefinidos; los conectores temporales… Es decir, todas las características bien resumidas, de forma clara y en un único espacio, con óvalos de diferente color según la categoría y enlazados por flechas continuas o discontinuas dependiendo de si hay conexión entre las distintas categorías.
Y para acabar de consolidar el aprendizaje, el desafío: con todo lo aprendido, los alumnos tuvieron que enfrentarse a algo nuevo, que no habían hecho hasta el momento, que fue escribir su propio diario personal… Para muchos de ellos, el primero de su vida.