Este trimestre los alumnos de Infantil han disfrutado de los Ambientes, creados como espacios de aprendizaje, de relación y de comunicación, a partir de diferentes propuestas para que pudieran experimentar, construir, inventar, imaginar, compartir, relacionarse, emocionarse e interactuar con los compañeros. Los han ideado nuestras maestras y en formato interaula para fomentar su autonomía e interacción, dos aspectos muy importantes del desarrollo en esta etapa.
Durante cinco semanas, los alumnos de I3, I4 e I5 se apuntaban de forma voluntaria a los diferentes talleres y, tras la sorpresa inicial de la primera semana, cada miércoles llegaban al colegio emocionados, ante la expectativa de participar en un Ambiente distinto. Ambientes, por ejemplo, en el huerto para fomentar la responsabilidad y el descubrimiento en este espacio del colegio tan fértil en aprendizajes. Otros Ambientes para dar rienda suelta a la expresión artística y la libertad creativa de los alumnos, con propuestas como pintar en un mural colgado en el patio o sobre unas cajas colgantes que se movían y hacían la experiencia más divertida y retadora.
Los Ambientes han servido también para dar nuevos usos a espacios del colegio y estar en él de otra manera, por ejemplo, utilizando la recién renovada pista de básquet para desplegar los materiales de los mini mons, que promueven la expresión y experimentación de los más pequeños. También del Taller de Fila Prim, donde los alumnos disponían de diferentes elementos pequeños para crear, experimentar y manipular a la vez que trabajaban la motricidad fina de las manos, como un ejercicio que les sirve después para hacer la pinza y coger bien el lápiz.
El Juego simbólico, como otro Ambiente en el aula de juego junto a la classe de I4, era un espacio destinado al juego libre, imaginativo y creativo por parte de los alumnos, que encontraban material para recrear experiencias cotidianas y asumir roles diferentes, en este caso contextualizadas en el hogar y el hospital. Gracias a esta actividad, los alumnos aprenden la base colectiva, donde todo es de todos, potencian su imaginación y fantasía, comparten espacio, material y juguetes… Y así, jugando, empiezan a asumir pautas, valores, hábitos y aprenden a vivir con mentalidad de grupo.