Su propuesta fueron cuatro experimentos visuales y, a la vez, sencillos ya que los componentes eran ingredientes que tienen a su alcance, como el agua, la sal, el azúcar y un huevo. De esta forma, los experimentos en el laboratorio se enmarcaban en la temática de la Semana, dedicada a la Ciencia en la cocina.
David hizo de guía en una sesión donde tuvieron que comparar y contrastar diferentes disoluciones, saturar una disolución, comprobar el índice de flotación y diferentes densidades de líquidos. Además de experimentar, que siempre emociona a los alumnos de Primaria, así aprenden a utilizar material de laboratorio y a comprender la precisión que demanda la Ciencia, por ejemplo a la hora de verter un líquido en un vaso medidor sin sobrepasar la marca.
Para asegurarse de que, además de experimentar, consolidaban el aprendizaje, en esta práctica de laboratorio siguieron la rueda de la indagación de la Cultura de Pensamiento, que pauta cuatro pasos sencillos y fundamentales: pienso, pregunto, exploro y concluyo. De esta forma, los alumnos se habitúan a la secuencia científica de realizarse una pregunta, cuestionar la hipótesis, confirmarla o no con la experimentación y sacar conclusiones. Fue también una buena práctica, como todas las de la Semana de la Ciencia, para enfatizar hábitos de mente como indagar y descubrir complejidad y hábitos del corazón como la paciencia y la confianza, tanto en los compañeros de experimento como en su resultado.